miércoles, 16 de marzo de 2016

Menos Venezuela, Más Argentina


Un amigo cercano participó durante el año 2012 de un seminario sobre derechos humanos en Alemania, y tuvo la desgracia de verse obligado a tener que exponer acerca de la situación de nuestro país. Considerando que asistían a dicho encuentro personas de lugares conflictivos como Palestina o Libia, él tuvo miedo de parecer poco importante, por lo que su expectativa se limitó a pensar que pasaría sin pena ni gloria; él habló por media hora acerca del reciente instalado cepo cambiario, la ley de medios, los sobreprecios de la obra pública, la inflación, las mentiras del INDEC y mencionó al final la valija de Antonini. Nada fue más alejado de la realidad: el representante de Libia, con la Primavera Árabe como antecedente meses atrás, se acercó después de finalizar, para comentarle lo preocupado que había quedado con la situación de La Argentina. Sí, señores: los atropellos y abusos que sufrimos en este país, preocuparon a alguien que recientemente tuvo enfrentamientos con derramamiento de sangre.

Quizás es posible resumir los últimos 12 años de política internacional en algunos escándalos que hemos tenido. En primer lugar, los ojos del mundo se posaron sobre la Argentina el 12 de octubre de 2012, cuando el buque escuela de la armada, la Fragata Libertad, fue retenido en el puerto de Acra, Ghana, por pedido de los tenedores de deuda defaulteada argentina, también bautizados “fondos buitres” por el relato kirchnerista. Ellos solicitaron la retención del buque con el objetivo de negociar el cobro de papeles de deuda que no habían entrado en el canje del año 2001. El conflicto generó un clima de tensión entre los gobiernos de ambos Estados, que se acusaban mutuamente de incumplir el derecho internacional. Finalmente, tras dos meses de arduas negociaciones e intervenciones de la ONU la fragata pudo volver a nuestro país, pero no sin antes quedar expuesta internacionalmente, hasta ser mencionado el caso por medios de alcance mundial, como hasta ser parodiado por diferentes medios de Estados Unidos, Brasil, Francia y Reino Unido.
El otro caso que denota a la perfección el manejo de las relaciones exteriores durante los 12 años de kirchnerismo es el de la causa AMIA, y el posterior desenlace de hechos que culminó con la aparición del cuerpo sin vida del fiscal de la nación Alberto Nisman, a solo horas de la hora pautada para exponer pruebas en el Congreso de la Nación. Luego de más de 10 investigaciones, el gobierno de Cristina Fernández decide firmar un memorándum de común entendimiento con la República Islámica de Irán, en donde se establecía que los sospechosos del atentado iban a ser juzgados por una corte iraní. A raíz de esto, el fiscal Nisman realizó una investigación en la que se probaba el encubrimiento de los sospechosos del atentado por parte de algunas figuras de las altas esferas del poder kirchnerista, salpicando a la misma Cristina Kirchner, el canciller Timerman, Luis D'Elía o Fernando Esteche. La muerte del fiscal trajo consigo un sin fin de teorías y acusaciones cruzadas. Desde el kirchnerismo se hizo todo lo posible para ridiculizar la figura del fiscal y entorpecer la investigación sobre su muerte, y al mismo tiempo que el mundo se horrorizaba por su muerte, el kirchnerismo insistía en demonizar y ridiculizarlo. El ámbito internacional no fue indiferente: los diarios del mundo publicaron acerca de ello, mientras que por algunos meses, el resonar del eco a “argentino” fue “Nisman”, para toda charla con un extranjero.
Podríamos continuar con diversos papelones o conflictos que hemos tenido, pero no haríamos justicia al tiempo del lector: ya podemos concluir que la calificación del mundo desarrollado durante estos años, fue en el mejor de los casos, regular. Y los índices, tampoco ayudaron.
No fue sorpresa que en el día de ayer el primer presidente afro americano de Estados Unidos, de esquiva agenda para la ex presidente, se anime a decir públicamente en la CNN en español "A la presidenta (Cristina) Fernández yo la veía a menudo en los eventos del G20 o similares. Teníamos una relación cordial, pero en lo que respecta a sus políticas, sus políticas de gobierno eran siempre antiestadounidenses. Creo que ella recurría a una retórica que data probablemente de los años 60 y 70 y no a la actualidad", haciendo público lo que siempre fue gritado en voz baja: La Argentina no era confiable para las potencias. Sin embargo, existió un giro en la visión de este presidente: visitará nuestro país de forma histórica, siendo la primera vez que en la gira que realiza alguien con este cargo, sólo visitará nuestro país de Sudamérica, entre el 23 y 24 de marzo.
Pero éste no fue un caso aislado: nuestro país fue el tema para hablar en el foro económico de Davos, en el que las políticas económicas que seguiría el nuevo gobierno fueron seguidas con gran atención por los concurrentes, tanto empresarios como emisarios políticos. La prensa también hizo eco que Macri haya concurrido al foro con el principal líder de la oposición, hito que marcaba con creces el cambio de rumbo que se está dando en nuestra política.
Esto nos trae al presente: en tan solo 100 días de gobierno se ha retirado el cepo cambiario, se aprobó la media sanción en la Cámara de Diputados para que el país salga del default, se ha comenzado a investigar la corrupción del gobierno anterior, se bajaron impuestos clave para lograr una mayor producción de la economía, y principalmente, hemos consolidado un ambiente de diálogo tanto internamente, como externamente. Por supuesto, puede haber errores y hay desafíos a los que aún no nos hemos enfrentado en este proceso hacia la “normalidad”, pero así como el ya citado Barack Obama fue un símbolo a nivel mundial acerca de la posibilidad de un cambio, con el slogan “Yes we can”, nuestro país sin siquiera proponérselo, ha logrado en tan pocos meses, que el proceso de cambio que hemos comenzado sea no solo reconocido por algunos países, sino hasta envidiado con el slogan en las protestas del domingo pasado en Brasil, mostrando algunos sorpresivos carteles: Menos Venezuela, más Argentina.
El camino de este período presidencial recién comienza, y no escasearán los desafíos en estos años. Pero si quienes hace unos años nos tenían lástima, en solo unos meses pueden tomarnos como ejemplo de un cambio, no nos equivocarnos al afirmar que estamos en el sendero correcto.